Algún ensayo realizado en las regiones del Cantábrico indica que los tratamientos contra la varroa a base de timol (aceite esencial de tomillo cristalizado), son poco o nada efectivos. Ello se debe a la temperatura ambiente, nada idónea para la liberación de los vapores de la sustancia. No obstante, no esto puede variar según las condiciones meteorológicas y los emplazamientos de los colmenares. Y, en cualquier caso, también funciona por contacto, cuando las abejas roen las esponjas para extraerlas. Para el otoño se puede poner un tratamiento más efectivo que baje los niveles de infestación a un porcentaje testimonial.
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