En las colmenas convive la polilla con las abejas sin problema alguno. Aunque su presencia, en la bibliografía apícola, suele enmarcarse en los capítulos sobre enfermedades, es un bioindicador: si es muy visible es que la colonia flojea. De otra forma, las propias abejas la mantienen bajo mínimos. Antes de que el hombre interviniera en las colmenas, sólo la polilla era quien podía eliminar los panales viejos e inservibles.
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