Las flores de los robles son difíciles para las abejas. Sin embargo, las exudaciones de las hojas y las secreciones de los pulgones que las pican son muy apreciadas. De éstas se obtienen los famosos mielatos. A primeras horas, en los días de calor, a veces parece haber un enjambre, de tantas como hay libando en ellas. Esta sustancia azucarada, que también segregan otros árboles, se conoce en Asturias como "mangre"
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