
Entre los productores de miel hay quien sigue varias alternativas. Algunos no son realmente productores, sino que son envasadores; otros, producen algo y también compran y, por último, estamos quienes solo vendemos lo que producimos. Siendo mieles buenas y no sometidas a manipulación, cualquier opción es buena, aunque a los pequeños productores nos fastidia un poco que los grandes induzcan al consumidor a creer que compra miel propia.